Viaje a Marruecos - dia 4 y 5 Bourg D'Oisans - Avignon - Montpelliere - Sete

Llevamos 4 días de viaje y el cansancio empieza a pasar factura. Además del cansancio propio de estar todo el día encima de una motocicleta, los nervios de ser el primer viaje se suman a todo ello. No obstante aún tendríamos fuerzas suficientes para afrontar lo que nos quedaba hasta Montpellier en las próximas dos jornadas, y menos mal que fue así, ya que esta vez nos encontraríamos con un fenómeno con el que no contábamos: el Mistral.




El mistral (o maestral),[1]​ [...]es un viento del noroeste (a veces del norte), que sopla de las costas del Mediterráneo hacia el mar, entre la desembocadura del Ebro y Génova.[3]​ Se trata de un viento frío, seco y violento, que alcanza corrientemente los 100 km/h y llega a pasar de los 140 km/h (75 nudos).[4]​ Puede ser causado por el enfriamiento nocturno del suelo en las regiones costeras, pero cuando sopla muy fuerte se debe a un alza de la presión atmosférica en el noroeste europeo: el aire polar fluye así hacia las bajas presiones del Mediterráneo y al encontrar los obstáculos opuestos por el relieve (los Pirineos, el Macizo Central francés, los Alpes) pasa por las brechas que existen entre estos, sufriendo entonces su velocidad un incremento considerable al ser reducida la sección de las venas. (Fuente: Wikipedia)
 

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Mistral_(viento)#/media/File:Mistral_wind1.jpg




Pues eso, que nos agarró el Mistral en la última parte de nuestro viaje, lo cual nos lo hizo pasar un poco mal en algunos momentos. Conforme salimos de Bourg D'Oisans y comenzamos a tomar rumbo sur empezábamos a dejar atrás los Alpes y a la vez nos iríamos acercando cada vez más al valle del Ródano, donde el Mistral empieza a ganar velocidad y nos azotaba con fuerza. Ante esto la mejor recomendación es ir todo lo despacio posible e irse anticipando a las zonas despejadas de árboles o edificios, porque sabes que ahí es donde te va a empezar a pegar con fuerza. En algunos momentos había que conducir con el cuerpo inclinado hacia donde venía el viento (barlovento), para ir compensando sus azotes. Llegado el medio día paramos a comer en un restaurante y descansar.


El resto del día nos sorprendió conforme tomamos la carretera D65 en el "Parc Naturel Régional des Baronnies Provençales". Al principio la carretera pasaba por campos inmensos de manzanos por una carretera de esas por donde la soledad hace su presencia. Al parecer vamos por un valle en el que estamos protegidos del Mistral, así que por suerte tenemos algo de calma y podemos disfrutar de una estrecha subida zigzageante hasta el "Col de la Chapelle"

Al empezar a bajar del puerto parece que aquí si que sopla el viento, es lo que tiene el capricho de la orografía del terreno.. Aún así conseguimos avanzar sin muchos problemas, pero el cansancio empieza a hacer muestras de presencia y necesitamos hacer la siguiente parada (llevaríamos conduciendo unas 3 horas después de la pausa para la comida). Llegamos a primer pueblo cuyo nombre no recuerdo y nos tumbamos unos minutos en el suelo. Por suerte había un Carrefour donde pudimos comprar unos melocotones que nos dieron una energía espectacular para continuar. Además de eso unos quesitos, pan, embutido y ya tendríamos todo para la cena en Avignon. Una hora después llegamos a nuestro AirBnB y estabamos tan cansados y destemplados del viento que lo único que queríamos era comer, desncansar y reponer fuerzas. El puente de Avignon tendría que esperar hasta el día siguiente.

Al día siguiente nos acercamos a Avignon, que estaba a pocos kilómetros de nuestro AirBnb y visitamos con la moto el casco antiguo así como su famoso puente. En la jornada de hoy nos quedarían unos 50 km hasta Montpellier, donde Elena tendría la salida de su vuelo a las 14:00. Salimos con tiempo para poder acercarnos a la costa y poder disfrutar algún rato en la playa por una lengua de arena entre el mediterráneo y una pequeño mar que se forma al estilo mar chica de Nador. Después de soportar rachas superiores a las 90 km/h conseguimos llegar a la playa donde estamos protegidos gracias a los edificios. El aeropuerto queda a solo unos 5 km, as¡ que nos empezamos a dar cuenta que esta parte del viaje ha llegado a su fin. Han sido 4 noches (una de ellas en un tren nocturno) y 5 días de camino de las cuales habremos recorrido más de 1000 km en moto y unos 800 km en tren. El viaje ha sido bonito y la experiencia ha merecido la pena, superando todos los miedos y nervios de un novato y a la vez aprendiendo mucho de esta nueva experiencia.





Dejo a Elena en el aeropuerto y continuo mi camino en solitario hasta Sete, desde donde saldría mi ferry a las 20:00. De camino al puerto, mientras pasaba por una rotonda una furgoneta me ve y comienza a pitar y a lanzarme las luces. Pienso que se me ha caído algo de la moto o que tengo algún problema o que se yo. Tras comprobar que no hay nada raro la furgoneta se pone en paralelo y empieza a hablarme pero no entiendo una mierda.  En mi cabeza pienso "Amigo, apártate ahí a un lado que te quiero robar la moto y todo lo que llevas". Desde luego me ha conseguido asustar después de la que está liando. El colega sin embargo termina su discurso con una sonrisa, acelera y se marcha. Probablemente le gustó la moto o que se yo. La gente está muy loca por aquí, pienso... El resto de la travesía en barco prefiero dejarlo para cuando llegue la próxima entrada :)



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